Comienzo a temer que el castillo sea una cárcel... y yo su prisionero.
Cuando comprendí que era prisionero del conde, subí y
baje corriendo todas las escaleras del castillo como una rata encerrada
en una trampa. Luego, la enorme puerta del castillo se cerró con un
golpe sordo y supe que el conde había regresado. Volví arrastrándome a
mi cuarto y lo vi haciendo la cama a través de una hendija en la puerta.
¡No tenía sirvientes! Entonces... él era el cochero que conducía el
carruaje y fue él quien controló a los lobos con un gesto de su mano. La
idea es terrible. ¿Por qué la gente de Bistritz y los pasajeros de la
diligencia temían por mi suerte? Bendigo a la buena mujer que colgó el
crucifijo de mi cuello porque me consuela cada vez que lo toco. Debo
averiguar todo lo que pueda sobre el conde Drácula.
Esta noche hablamos acerca de la historia de
Transilvania y el conde, describió las valientes hazañas de todos sus
nobles ancestros.
Luego se retiró a trabajar y yo regresé a la habitación
que mira al sur. Por el rabillo del ojo vi que algo se movía un piso más
abajo. Era la cabeza del conde asomando por una ventana. Presa del asco
y el terror, vi que detrás de la cabeza salía todo el cuerpo de ese
hombre y que comenzaba a reptar lentamente por la pared del castillo,
cabeza abajo, con su capa desplegada a los costados del cuerpo como un
par de alas inmensas. Al principio me fue imposible creer lo que veían
mis ojos. Pensé que se trataba de una ilusión óptica producida por la
luz de la luna, o de algún extraño efecto de las sombras... pero vi como
los dedos de las manos y de los pies se aferraban a las salientes de
las piedras. Tomándose de cada resquicio, el conde descendía a gran
velocidad... como un lagarto se desliza por una pared. ¿Qué clase de
hombre es éste... o qué clase de criatura con forma de hombre? Siento la
maldad de este lugar horrible y sé que estoy rodeado de cosas
aterradoras en las que ni siquiera me atrevo a pensar...
_____________________________________________________________
Bram Stoker, Drácula. México, SEP-Dorling Kindersley, 2005.
Lectura con 367 palabras.